jueves, 27 de mayo de 2010

No rendirme nunca...

Cuando pienso en el pasado, en todo lo que atrás ha quedado, me doy cuenta de que los malos momentos son los que te hacen fuerte, aquellos que duelen pero en el fondo te ayudan.

Llevo toda mi vida buscando eso que llamamos "AMOR", pero... ¿sabéis? me he dado cuenta de que no se trata de buscarlo, sino que hay que ser paciente, llega cuando menos te lo esperas.

A veces necesitas gritar para liberar tus penas, otras simplemente quedarte muy callado y acurrucarte.

No quiero borrar de mi mente los malos recuerdos, sino tenerlos presentes para aprender de ellos.

Sé que aveces es necesario llorar, para luego poder volar de nuevo.

Ahora voy a ser fuerte, voy a luchar por lo que quiero y no rendirme nunca...

Hoy ..

Hoy me di cuenta de muchas cosas. Hoy, después de tantos años, he abierto los ojos y he notado que no me gusta la forma en la que vivimos. Me duele en el alma que haya hambre, guerras, pobreza, enfermedad, muerte. Me deja vacío el corazón saber que se nos ha olvidado de dónde venimos, que nos estamos matando unos a otros aun cuando somos hermanos, que hay unos que tienen demasiado y otros que no tienen nada; unos que darían todo por un minuto más de vida y otros que se suicidan; unos que se quejan de cosas estúpidas y gente en fase terminal con una sonrisa.

Hoy el mundo me puso a pensar por qué cuentan más las cirugías estéticas, por qué la sociedad nos impone estereotipos de lo que aseguran que es "la belleza"; nos venden revistas, masajes, cortes de pelo, y el quirófano, por si de plano te quieres cambiar todo. Es muy triste cómo el ser humano se deja llevar por las cosas físicas, por las apariencias, por lo superficial, y pone a un lado lo más importante. ¿Y sabes qué me he preguntado hoy? Por qué no hay pastillas, ni cremas, ni masajes para ser mejor persona, para saber perdonar; por qué no hay una liposucción para sacar el rencor, el orgullo y el dolor que tiene todo el mundo; por qué no hay un implante de conciencia, de compasión, de perdón; por qué no hay una cirugía para cambiar tanta infidelidad por amor, tanto libertinaje, tanta confusión. Realmente me invadió la tristeza al abrir los ojos y ver en qué se ha convertido nuestro mundo.

¡Es tan fácil juzgar y tan difícil reconocer nuestros errores! Es tan fácil criticar y hablar de los demás y tan difícil aceptarnos y amarnos a nosotros mismos. Eso es triste, pero al final hay que luchar por nuestros sueños sin importar lo que digan de tí. Yo sé que tienes una misión y una vida diferente de la mía; yo sé que tú como yo quieres amor, paz, quieres llenar este vacío que a veces te hace dejar de luchar; sé que quieres que el mundo vuelva a tener sentido.

miércoles, 12 de mayo de 2010

- ¿Crees que en otra vida yo podría ser un pájaro?
- ¿Que quieres decir?
- Hablo de la reencarnación.
- No lo se.
- Yo creo que sí. Di que soy un pájaro.
- No.
- Soy un pájaro.
- Ya basta, déjalo.
- Vamos, dilo.
- Está bien. Eres un pájaro.
- Ahora di que tu también.
- Si tu eres un pájaro, yo también.

(Diario de Noa)

sábado, 1 de mayo de 2010

Sabor a hierbabuena...

"Cuéntame al oído. muy despacio, muy bajito, a que supo ese primer beso. ¿Tuvo el dulce aroma de la hierba buena? ¿Agarraste su mano, entrelazando los temblorosos dedos, mientras vuestros labios iban acomodándose? ¿Acaso ella te acarició tan delicadamente como si hubiera sido una leve brisa del viento, uno de tus rebeldes mechones de pelo? ¿Le dijiste "te quiero"? ¿Fuiste sincero? Cerraste los ojos...y la quisiste, en ese momento la querías para toda la vida. Querías despertar y ver sus ojeras, sus pelos despeinados, su sonrisa dandote los buenos días seguida de otro beso...y otro...y otro más... Querías abrazarla tan fuerte que sintieras su respiración dentro de tí. Deseabas que toda tu vida fuera ese momento, que no existiera nada más...Algo así como una isla, aunque también podía ser la cima de una montaña, o un avión sin hora de aterrizaje. Y entonces le diste mayor intensidad a ese beso, pero con cuidado de proteger el tesoro de su boca. Y apretaste su mano contra tu pecho y con la otro acariciaste levemente su espalda hasta llegar a su pelo....Y entonces...abriste despacio los ojos ...Y eran azules. No eran los ojos color miel de hacía trece besos. Entonces te susurró "Yo también" en el oído. Pero ese "yo también" ya no tenía ningún sentido...
Cuéntame al oído, cuéntame si aún recuerdas ese beso, sabor hierbabuena, o simplemente dejame que te susurre, aquí, ahora, sin importar lo que vayas a decirme, sin importar que amaras otros ojos que no fueran color miel...Acerca tu oreja y escucha mis susurros: " Yo también " "